¿Que recursos tenemos para entender el desempeño de la vivienda?
Todo antes que las tecnologías!
1.Introducción
El objetivo de esta unidad es que los estudiantes desarrollen un criterio crítico para interpretar información en el diagnóstico de hogares en contextos reales, comprendiendo los roles apropiados del conocimiento, de los sentidos humanos y de las tecnologías, en el marco de todos los recursos que tiene el especialista en Ciencias de la Vivienda.
Así, este módulo de “anti-tecnología” surge de la práctica y la experiencia en campo: no siempre los instrumentos de diagnóstico entregan respuestas claras por sí solos. Todo lo contrario, si funcionan por sí solos, o los tomamos como protagonistas del proceso de diagnóstico, seguramente no lleguemos a buenos resultados.
Introducimos así el concepto de anti-tecnología para explicar que los recursos más importantes de la Ciencia de la Vivienda son los estudiados en los capítulos anteriores: empiezan por el conocimiento, la forma de procesar ese conocimiento (en nuestra cabeza) y la combinación del conocimiento con nuestros sentidos: vista, olfato, tacto, oído, gusto.
En la gran mayoría de los casos, todo esto nos alcanza para comprender el funcionamiento y desempeño de las viviendas que estudiamos. Sólo a partir de aquí y habiendo explotado al máximo los recursos previos, podemos hacer uso de las tecnologías de diagnóstico, con 2 objetivos principales:
- Ayudar a confirmar las observaciones previas y precisar algunos detalles de las mismas
 - Ponerle datos (datos duros, precisos, series de datos en el tiempo, etc) a los fenómenos que observamos con nuestros sentidos e interpretamos con nuestro conocimiento
 
Volviendo: sólo habiendo puesto en funcionamiento al máximo los recursos de nuestros conocimientos y nuestros sentidos, sobre esta base podemos utilizar ciertas tecnologías de diagnóstico para complementar el análisis del desempeño del hogar.
Sucede muy a menudo que nuestros estudiantes (y profesionales) hacen lo contrario: se dejan deslumbrar por el “brillo” de las tecnologías, por lo novedoso y brillante de lo no humano, y pierden el control del diagnóstico. Siendo cierto que diagnosticar el desempeño de la vivienda es novedoso en nuestro contexto, tenemos claro que lo nuevo es el conocimiento, la búsqueda del mismo, de determinación por comprender el desempeño de la vivienda generando nuevo conocimiento. Lo nuevo es la curiosidad científica y multidisciplinaria, no la tecnología.
A fin de reforzar el justo protagonismo de las herramientas fundamentales para el diagnóstico en la ciencia de la vivienda, a continuación presentamos una serie de ejemplos aplicados en casos reales.
2. Caso práctico: Conventillo en La Boca
Contexto:
- Fecha: 10 de septiembre de 2025
 - Lugar: Barrio La Boca, Buenos Aires
 - Tipo de vivienda: Conventillo antiguo, construcción mixta.
 - Condiciones ambientales: Día templado, 20 °C en el exterior. Interior sin calefacción ni refrigeración.
 
Planta de la unidad analizada:

Durante esta práctica se buscó evaluar la hermeticidad de la casa y comprender dónde estaban las infiltraciones de aire, para analizar su impacto en la calidad ambiental interior y la eficiencia energética. 



Para esto se decidieron utilizar las siguientes herramientas:
- Blower Door Test:
 
- Se instaló en la puerta principal.
 - Su objetivo era generar una presión controlada y medir el nivel de infiltración de aire.
 
2. Cámara Termográfica
- Se usó en paralelo al blower door.
 - Una arquitecta recorrió la vivienda apuntando a las ventanas, puertas y aberturas para detectar posibles fugas de aire o pérdidas de calor.
 
Situación observada
- Al encender el Blower Door, se recorrieron distintas aberturas (ventanas, puertas, fisuras) mientras se percibían corrientes de aire.
 - La cámara termográfica arrojaba una imagen colorida: algunas zonas aparecían en color azul, otras en rojo, anaranjado y amarillo.
 




- Los valores del Blower Door eran los siguientes:
 


3. Actividad de descubrimiento  
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4. Introducción teórica (post-práctica)
El caso práctico funcionó como una aproximación al campo donde se pudo experimentar directamente las dificultades y sorpresas que surgen al usar tecnología en contextos reales.
Al recorrer la vivienda con la cámara termográfica, los colores cambiantes generaron preguntas inmediatas: ¿qué significan los patrones de color? ¿Por qué los datos no coinciden con lo esperado? ¿Qué factores externos pueden estar afectando la medición?
Estas observaciones confirman que el instrumento es útil solo en la medida en que la persona que lo usa formula hipótesis, contrasta evidencias y decide qué dato es relevante en el contexto de la vivienda.
En este sentido, la práctica es el hilo conductor que conecta la experiencia empírica con la teoría del módulo Anti-Tecnología. La tecnología nunca sustituye al especialista ni inicia el diagnóstico: lo cierra, confirmando o descartando lo que ya se ha pensado y observado con anterioridad.
El recorrido correcto es:

4.1. Desventajas y ventajas
Durante el caso práctico, se pudieron evidenciar las desventajas de la tecnología, como:
- vaciamiento de criterio: si no se tienen hipótesis previas, la mente queda en blanco y es la tecnología la que “llena” el vacío. En vez hay que tener la mente con hipótesis para que se la herramienta la que aporte el componente de precisión.
 - la dependencia excesiva de la tecnología lleva a la confusión ante resultados inesperados
 
La práctica vivencial se convierte así en el hilo conductor que permite dar sentido a las herramientas de diagnóstico, transformando la observación empírica en aprendizaje reflexivo y aplicable.

4.2 Condiciones previas para el uso de la tecnología
La tecnología no inicia el diagnóstico: lo cierra. Antes de encender un instrumento, deben cumplirse ciertas condiciones previas que garantizan que su uso tenga sentido. Estas condiciones ordenan el proceso diagnóstico y sitúan a la persona como el primer instrumento de medición.
El primer instrumento de medición es el humano, su conocimiento y sus sentidos. Nuestros sentidos –vista, oído, tacto, olfato– nos ofrecen una primera lectura integral del espacio. Recién después aparece la tecnología como apoyo.
Además, es clave comprender que los instrumentos fallan cuando no están al servicio de las personas. Fallan si los seguimos sin criterio, si los usamos sin saber qué buscamos o qué datos nos vamos a producir con ellos. El especialista, antes de encender cualquier equipo, ya debería tener formuladas hipótesis y el instrumento confirma el dato.
A. Conocimiento conceptual
Antes de usar cualquier equipo, el especialista debe formular hipótesis claras:
Definir con claridad qué fenómeno quiero observar: ¿pérdida de calor, infiltración de aire, humedad, fuga de gas?
- Saber qué indicador técnico puede revelarlo.
 - Preguntarse: ¿qué debería mostrarme el instrumento si el fenómeno está presente?
 
B. Los sentidos humanos como primer instrumento
Nuestros sentidos permiten una primera lectura integral, rápida y sin aparatos, que orienta hacia dónde mirar con más detalle.
- La piel detecta corrientes de aire frío o paredes húmedas.
 - Los ojos identifican moho, fisuras, movimiento de cortinas o suciedad acumulada.
 - El oído reconoce silbidos de viento en aberturas o ruidos de filtración.
 - El olfato percibe olores a humedad, gas o encierro.
 
Podemos organizar las condiciones previas en los siguientes pasos:
C. Observación sensorial dirigida
Antes de usar un equipo, se exploran los sentidos al máximo pero de manera más enfocada:
- Ver: grietas, manchas, condensación.
 - Oír: silbidos del viento, ruidos de entrada de aire
 - Tocar: sentir corrientes de aire con la mano, paredes frías o húmedas.
 - Oler: percibir olor a gas, humedad o moho.
 

La tecnología se combina cuando los sentidos no alcanzan para cuantificar o verificar.
D. Pertinencia de la herramienta
Es fundamental entender que no siempre un resultado inesperado indica una falla de la herramienta. Muchas veces, lo que ocurre es que se modificaron las condiciones del espacio y eso altera la medición.

Por ejemplo: Durante una prueba de Blower Door, si el ventilador no termina de arrancar, puede que no sea un fallo del equipo sino un cambio en las condiciones: por ejemplo, una ventana que se abrió y empezó a alterar la presión durante la prueba. En este caso, la falla no está en la tecnología, sino en la preparación del entorno, que cambió sus condiciones.